Mi reflexión en lo que llevo de curso universitario es la
siguiente. Hay como una clara distinción entre los profesores que usan las
nuevas tecnologías para interactuar con sus alumnos y los que no; los que usan
las tecnologías, tales como el ordenador con un power point, el proyector,
etc., suele bajar el nivel de interactuación con los alumnos. Pero lo mismo
pasa con los alumnos y la moda de los teléfonos móviles, pasamos a ser
dependientes de una tecnología que hace que los vínculos profesor-alumno y alumno-profesor
sean gélidos.
Para que una conversación fluya tienen que ser parte activa tanto
alumnos como profesores, los profesores están para transmitir un conocimiento
que nos hará crecer como personas, me atrevería decir en el 100% de los casos,
pues siempre se puede sacar algo de cualquier clase, no somos dioses que todo
lo sepamos y no solo para transmitir un conocimiento, sino su forma de explicar
las cosas que pueden llegar a hacer que lo aburrido te resulte interesante;
aprendes a hablar con el profesor, te transmite una serie de sensaciones o
energías que sería imposible captar sin la interactuación; y el ordenador, los
móviles, etc., suponen un reto aquí pues imposibilitan están interactuación.
Contare mi experiencia con una clase con la que estoy un
poco apenado pues de un tema tan interesante que podría ser la profesora
consigue en la mayoría de las clases que salga preguntándome ¿qué he hecho en
estas dos horas?
Nuestra profesora da toda la clase a través del power point
que lee en clase. La clase comienza cuando el ordenador se enciende, ni antes,
ni después; hay días que encima hay problemas técnicos, tarda más en encenderse
u otros problemas y perdemos unos quince minutos de clase, que hace que la
relación profesor- alumnos se vaya enfriando. Luego el método docente usado es
leer la diapositiva, una vez leída pasa a la siguiente; los alumnos entonces se
quejan pues no han copiado la diapositiva y la profesora vuelve a esta, se hace
el silencio mientras todos copian la diapositiva. Así toda la clase, de vez en
cuando pone un video ilustrativo, en lo que a mi parecer es delegar su
responsabilidad de transmitir esos conocimientos de forma resumida y que el
alumno lo entienda a un video de internet creado por una persona que puede ser
experta en el tema o no. La relación alumno-profesor se limita a lo que
transmite a través de las diapositivas, realmente es exasperante pues se nota
en el ambiente de la clase el aburrimiento; la mayoría de alumnos por un lado
aburridos se evaden de la clase (¿de la realidad?) con sus teléfonos móviles,
el profesor por otro lado nota ese ambiente, no es ciego, ni tonto, y yo creo
que le entristece o al menos le sentara mal.
Y entonces llega el momento de
cambio, en el que el profesor puede cambiar su metodología docente, o puede
echarle las culpas al alumno. Yo creo que en la mayoría de los casos se amparan
más de lo debido en la culpabilidad de los alumnos. Yo no digo que la tecnología
sea mala, ni que acompañar tu clase con un power point la haga decaer, solo
digo que si no eres capaz de mantener las expectativas de una clase antes de
meter estas variables tecnológicas, luego será más difícil controlar la situación.
Por contar un poco el caso contrario, tengo un profesor que
viene a clase con una carpeta y un libro; apoya estos en la mesa y no los coge en
toda la clase, pero durante ésta los conocimientos que nos ha podido transmitir
hablando con nosotros a la misma altura sin subirse a la tarima, la cual ya
hace una distinción entre profesor-alumno, es suficiente como para rellenar
varios folios de apuntes y aun así no haberte quedado con todo. Además de los conocimientos
sobre la materia también nos habla sobre experiencias suyas, intenta hacernos
ver lo mucho que le gusta el tema, se nota a la legua que disfruta, que le
gusta, que tiene vocación y ganas de enseñar.
Este profesor muchas veces
intercambia preguntas con los alumnos, les hace parte activa de la clase, los
alumnos se sienten también respaldados pues al preguntar ellos el profesor les
deja expresarse y no desestima la pregunta. Luego las practicas obligadas de
Bolonia que hemos tenido con este profesor son de lo más peculiar, de lo más
diversas que podáis imaginar; hemos escuchado canciones en clase para poder
descubrir lo invisible que se ampara en ellas, hemos comparado estas canciones
con la antropología durkheniana; ha sido cuando menos interesante, y
sorprendente. También hemos visto obras de arte, comparando siempre el contexto
del autor que en la teoría estudiamos y relacionando la obra con él. Hemos leído
obras de teatro para ambientarnos en la época, en vez de dar una clase de teoría
sobre la ilustración y la revolución francesa hemos leído el Marat-Sade para
entenderla.
Estas clases prácticas, son realmente interesantes; a pesar
del escaso tiempo que hay para la asignatura en todo el curso, este profesor ha
sabido acomodarlo a la perfección, en mi opinión.
Como reflexión yo he sacado un poco en claro que cuanto más
cerca este el profesor del alumno más cerca estará el alumno del profesor. La
tarima aunque no lo parezca ya es un paso frio en la relación de la clase, la
mesa del profesor, la silla en la que se sienta para no levantarse hasta
finalizar la clase; son cosas que van enfriando la energía latente que
desprende una clase. Puede que suene exagerado, pero hay una diferencia de dar
la clase sentado en la silla, a dar la clase acercándote al alumno, moviéndote
por la clase, estableciendo contacto aunque solo sea con la mirada.
Y ya un
ordenador es la frialdad en persona, para una clase esporádica se puede
utilizar, en la variedad está el gusto; pero usarlo todas las clases no hace
más que, en mi opinión, abnegar la relación entre la clase y el profesor. Por
eso lo que yo creo que un profesor debería transmitir en una clase, no es solo
el conocimiento que está en los libros, sino esa parte de su ser docente que
hace que puedas llegar a apasionarte por una materia, que hace que quieras
saber más, que hace que salgas preguntándote todo, que hace que no sepas si has
aprendido algo pero tener la sensación de haber avanzado un trecho en tu ser
estudiantil. La labor del profesor no es cosa fácil, porque en mi opinión es un
constante renovarse, lo que usaste ayer tal vez no te valga hoy, tienes que
explorar, ponerle ganas; y por supuesto, huelga decir, que el alumno también tiene
que poner ni más ni menos que su entusiasmo como alumno que es, poner en juego
su curiosidad, yo creo que el profesor no busca llegar a clase sentarse y leer
lo mismo año tras año, clase tras clase. Cuando pasan cinco años yo creo que estaría
al borde del colapso, por eso hay que interactuar, hay que buscar la acción.
Por último me gustaría decir que la misma crítica que se
hace del uso indebido de tecnologías al profesor se le puede o se le debería
hacer al alumno, pues me parece cuando menos inadmisible que los alumnos estén
más pendientes a un teléfono móvil que a la clase, o a su ordenador, que a las
palabras que sabiamente recita el maestro.