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19 de junio de 2012

Metodos y metodos.


Mi reflexión en lo que llevo de curso universitario es la siguiente. Hay como una clara distinción entre los profesores que usan las nuevas tecnologías para interactuar con sus alumnos y los que no; los que usan las tecnologías, tales como el ordenador con un power point, el proyector, etc., suele bajar el nivel de interactuación con los alumnos. Pero lo mismo pasa con los alumnos y la moda de los teléfonos móviles, pasamos a ser dependientes de una tecnología que hace que los vínculos profesor-alumno y alumno-profesor sean gélidos.
Para que una conversación fluya tienen que ser parte activa tanto alumnos como profesores, los profesores están para transmitir un conocimiento que nos hará crecer como personas, me atrevería decir en el 100% de los casos, pues siempre se puede sacar algo de cualquier clase, no somos dioses que todo lo sepamos y no solo para transmitir un conocimiento, sino su forma de explicar las cosas que pueden llegar a hacer que lo aburrido te resulte interesante; aprendes a hablar con el profesor, te transmite una serie de sensaciones o energías que sería imposible captar sin la interactuación; y el ordenador, los móviles, etc., suponen un reto aquí pues imposibilitan están interactuación.
Contare mi experiencia con una clase con la que estoy un poco apenado pues de un tema tan interesante que podría ser la profesora consigue en la mayoría de las clases que salga preguntándome ¿qué he hecho en estas dos horas?
Nuestra profesora da toda la clase a través del power point que lee en clase. La clase comienza cuando el ordenador se enciende, ni antes, ni después; hay días que encima hay problemas técnicos, tarda más en encenderse u otros problemas y perdemos unos quince minutos de clase, que hace que la relación profesor- alumnos se vaya enfriando. Luego el método docente usado es leer la diapositiva, una vez leída pasa a la siguiente; los alumnos entonces se quejan pues no han copiado la diapositiva y la profesora vuelve a esta, se hace el silencio mientras todos copian la diapositiva. Así toda la clase, de vez en cuando pone un video ilustrativo, en lo que a mi parecer es delegar su responsabilidad de transmitir esos conocimientos de forma resumida y que el alumno lo entienda a un video de internet creado por una persona que puede ser experta en el tema o no. La relación alumno-profesor se limita a lo que transmite a través de las diapositivas, realmente es exasperante pues se nota en el ambiente de la clase el aburrimiento; la mayoría de alumnos por un lado aburridos se evaden de la clase (¿de la realidad?) con sus teléfonos móviles, el profesor por otro lado nota ese ambiente, no es ciego, ni tonto, y yo creo que le entristece o al menos le sentara mal. 
Y entonces llega el momento de cambio, en el que el profesor puede cambiar su metodología docente, o puede echarle las culpas al alumno. Yo creo que en la mayoría de los casos se amparan más de lo debido en la culpabilidad de los alumnos. Yo no digo que la tecnología sea mala, ni que acompañar tu clase con un power point la haga decaer, solo digo que si no eres capaz de mantener las expectativas de una clase antes de meter estas variables tecnológicas, luego será más difícil controlar la situación.
Por contar un poco el caso contrario, tengo un profesor que viene a clase con una carpeta y un libro; apoya estos en la mesa y no los coge en toda la clase, pero durante ésta los conocimientos que nos ha podido transmitir hablando con nosotros a la misma altura sin subirse a la tarima, la cual ya hace una distinción entre profesor-alumno, es suficiente como para rellenar varios folios de apuntes y aun así no haberte quedado con todo. Además de los conocimientos sobre la materia también nos habla sobre experiencias suyas, intenta hacernos ver lo mucho que le gusta el tema, se nota a la legua que disfruta, que le gusta, que tiene vocación y ganas de enseñar. 
Este profesor muchas veces intercambia preguntas con los alumnos, les hace parte activa de la clase, los alumnos se sienten también respaldados pues al preguntar ellos el profesor les deja expresarse y no desestima la pregunta. Luego las practicas obligadas de Bolonia que hemos tenido con este profesor son de lo más peculiar, de lo más diversas que podáis imaginar; hemos escuchado canciones en clase para poder descubrir lo invisible que se ampara en ellas, hemos comparado estas canciones con la antropología durkheniana; ha sido cuando menos interesante, y sorprendente. También hemos visto obras de arte, comparando siempre el contexto del autor que en la teoría estudiamos y relacionando la obra con él. Hemos leído obras de teatro para ambientarnos en la época, en vez de dar una clase de teoría sobre la ilustración y la revolución francesa hemos leído el Marat-Sade para entenderla.
Estas clases prácticas, son realmente interesantes; a pesar del escaso tiempo que hay para la asignatura en todo el curso, este profesor ha sabido acomodarlo a la perfección, en mi opinión.
Como reflexión yo he sacado un poco en claro que cuanto más cerca este el profesor del alumno más cerca estará el alumno del profesor. La tarima aunque no lo parezca ya es un paso frio en la relación de la clase, la mesa del profesor, la silla en la que se sienta para no levantarse hasta finalizar la clase; son cosas que van enfriando la energía latente que desprende una clase. Puede que suene exagerado, pero hay una diferencia de dar la clase sentado en la silla, a dar la clase acercándote al alumno, moviéndote por la clase, estableciendo contacto aunque solo sea con la mirada. 
Y ya un ordenador es la frialdad en persona, para una clase esporádica se puede utilizar, en la variedad está el gusto; pero usarlo todas las clases no hace más que, en mi opinión, abnegar la relación entre la clase y el profesor. Por eso lo que yo creo que un profesor debería transmitir en una clase, no es solo el conocimiento que está en los libros, sino esa parte de su ser docente que hace que puedas llegar a apasionarte por una materia, que hace que quieras saber más, que hace que salgas preguntándote todo, que hace que no sepas si has aprendido algo pero tener la sensación de haber avanzado un trecho en tu ser estudiantil. La labor del profesor no es cosa fácil, porque en mi opinión es un constante renovarse, lo que usaste ayer tal vez no te valga hoy, tienes que explorar, ponerle ganas; y por supuesto, huelga decir, que el alumno también tiene que poner ni más ni menos que su entusiasmo como alumno que es, poner en juego su curiosidad, yo creo que el profesor no busca llegar a clase sentarse y leer lo mismo año tras año, clase tras clase. Cuando pasan cinco años yo creo que estaría al borde del colapso, por eso hay que interactuar, hay que buscar la acción.
Por último me gustaría decir que la misma crítica que se hace del uso indebido de tecnologías al profesor se le puede o se le debería hacer al alumno, pues me parece cuando menos inadmisible que los alumnos estén más pendientes a un teléfono móvil que a la clase, o a su ordenador, que a las palabras que sabiamente recita el maestro.